La obra de Goya ocupa un lugar central en un momento de decisivo cambio del arte europeo. La segunda mitad del siglo XVIII y el primer cuarto del siglo XIX supone un tiempo de aceleraci≤n hist≤rica en el que se derrumban antiguas estructuras sociales y econ≤micas y comienza a surgir el mundo@ 3 @ contemporßneo. Y a este tiempo de cambio le corresponde una encrucijada estilφstica en la que Goya participarß plenamente sin dejar de situarse al mismo tiempo en una posici≤n aparte y distante del resto del panorama artφstico europeo.
Puede verse asφ a Goya como un autΘntico pivote dentro de la historia del arte, que recibe en herencia buena parte de las tradiciones anticlßsicas, o por lo menos "aclßsicas", que le precedieron y abre camino a travΘs de un largo proceso a numerosas corrientes del arte contemporßneo, como el surrealismo o el expresionismo. Asφ, en un momento de ruptura del paradigma que habφa dominado el arte occidental desde el final de la Edad Media, Goya se convierte en el mejor representante de este momento de crisis, lo que le aleja de todos sus contemporßneos y le convierte en el primer artista moderno.
La aportaci≤n de sus colegas espa±oles a su obra se reduce a su etapa de formaci≤n en Zaragoza. Cuando Goya llega a Madrid su estilo, aunque inmaduro, es ya suficientemente personal como para no necesitar de los maestros que trabajaban en la Corte. Sin embargo sus primeros pasos en el oficio hubo de darlos en el taller de JosΘ Luzßn, un adocenado seguidor de la tradici≤n barroca tardφa. En Θl poco aprenderφa, como reconoci≤ a±os mßs tarde. Mßs importante fue su deuda con su cu±ado Francisco Bayeu, cuya obra se caracteriza por un eclecticismo equidistante entre el barroco decorativo y los nuevos aires neoclßsicos.
Goya comienza recogiendo a travΘs de sus primeros maestros la influencia del arte tardobarroco de estirpe italiana. Una pintura brillante, colorista, de pincelada suelta, que artistas del vecino paφs habφan introducido en Espa±a: Luca Giordano, Corrado Giaquinto y sobre todo Gianbattista TiΘpolo, el mayor genio decorativo del siglo, que morirφa en Madrid. Estos artistas habφan dejado sus obras en residencias reales e iglesias, donde Goya pudo verlas y estudiarlas. Sus primeros trabajos, especialmente sus frescos en la Basφlica del Pilar de Zaragoza o los cartones para tapices, son deudores de esta corriente estilφstica. TambiΘn sus primeras estampas, como San Francisco de Paula tomarßn como modelo los aguafuertes de Tiepolo.
Junto con esta influencia del ·ltimo momento de la pintura barroca, Goya admir≤ profundamente a dos genios de la fase madura del estilo: Velßzquez y Rembrandt. Es muy conocida la frase que se le atribuye de que s≤lo reconocφa como maestros a "Velßzquez, Rembrandt y la Naturaleza". Asφ los ·nicos grabados de reproducci≤n que llev≤ a cabo serßn sus copias al aguafuerte del genial sevillano, y este estudio de los retratos de Velßzquez acab≤ por influir tambiΘn sobre su propia obra como retratista. El influjo de Rembrandt es, en cambio, mßs ins≤lito. Pocas pinturas habφa del holandΘs en colecciones madrile±as (s≤lo la Artemisa, que ya estaba en las colecciones reales), por lo que debieron ser sus aguafuertes los que le permitirφan conocer las peculiaridades de su arte@ 290 @ .
Paralelamente en Francia se estß desarrollando un tipo de pintura refinada y exquisita, que suele denominarse pintura galante y que se sit·a en la ≤rbita estilφstica del arte rococ≤. Es el mundo de Watteau, de Boucher, de Fragonard. No estß nada claro hasta que punto Goya pudo conocer la obra de estos artistas, de los que apenas habφa obras en nuestro paφs. Lafuente se±al≤ la posible relaci≤n con ciertos dibujos y grabados de Fragonard. Ademßs suele destacarse c≤mo una buena parte de sus pinturas hasta el cambio de siglo, especialmente sus retratos y algunos de los cartones para tapices, tienen una delicadeza cromßtica y un tratamiento de las figuras, frßgiles y con cierto aspecto de marionetas, que nos indican que Goya no fue del todo ajeno a un estilo que, por otro lado, no parecφa ajustarse especialmente a su temperamento@ 39 @ .
El otro gran estilo europeo de finales del siglo XVIII que Goya pudo conocer de primera mano fue el Neoclasicismo. Carlos III en su intento de hacer florecer las artes en nuestro paφs habφa llamado a los artistas europeos mßs sobresalientes del momento con intenci≤n de que decorasen los techos del Palacio Real o Palacio Nuevo, reciΘn terminado por aquel entonces. Los que acudieron a su llamada representaban dos polos estilφsticos opuestos: el ·ltimo barroco del italiano TiΘpolo y el primer neoclasicismo del bohemio Anton Raphaδl Mengs. A travΘs de su influencia en la reciΘn creada Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Mengs logr≤ imponer sus doctrinas en buena parte del arte oficial espa±ol. Pero Mengs fue ante todo un pintor y su pretendida importancia como te≤rico parece deber mßs a la labor de su editor, el diplomßtico JosΘ Nicolßs de Azara, que a sus propios escritos.
Goya realiz≤ alg·n trabajo en la lφnea mengsiana, notablemente su Cristo crucificado y una Sagrada Familia, ambos en el Museo del Prado, pero el gusto por el colorido frφo, las composiciones acadΘmicas y la factura lisa y esmaltada que caracterizan la obra del pintor bohemio poco tenφan que ver con las inquietudes de Goya. TambiΘn pueden rastrearse en su obra ejemplos de neoclasicismo davidiano, como el Psiquis y Cupido de la Colecci≤n Camb≤ o La Marquesa de Santa Cruz del Museo del Prado, pero de nuevo parecen frutos de una moda pasajera.
Junto a todas estas corrientes estilφsticas anteriores o coetßneas, Goya serß tambiΘn el antecedente inmediato y el primer gran representante del estilo que dominarß el arte europeo en la primera mitad de siglo: el Romanticismo. Y lo serß tanto a efectos formales, con su preferencia por la factura abocetada, los colores cßlidos y las composiciones dinßmicas que recogerßn posteriormente la pintura de un GΘricault o de un Delacroix; como en los motivos iconogrßficos: el mundo de lo nocturno, de lo demonφaco, la representaci≤n de lo grotesco y lo deforme se convertirßn en t≤picos del arte romßntico@ 103 @ .
Pero la obra de Goya debe ser contemplada no s≤lo en relaci≤n con el arte de su tiempo. La variedad temßtica y la riqueza de significados de buena parte de sus pinturas, estampas y dibujos los convierten en un crisol de toda la cultura oficial y popular del momento. Numerosas lecturas se han emprendido en este sentido intentando encontrar las numerosas fuentes literarias, teatrales, sociales y, sobre todo, procedentes del rico mundo de la cultura popular. En un momento de renacimiento del interΘs entre las clases mßs elevadas de la sociedad espa±ola por los trajes, m·sicas y fiestas de campesinos y menestrales, Goya que, desde sus orφgenes humildes pudo encaramarse a lo mßs alto de la escala social, acert≤ a recoger en su obra los tipos, las ocupaciones y las diversiones del pueblo. Entre estas ·ltimas ocuparφa un lugar destacado la fiesta de@ 274 @ los toros, a la que dedicarß pinturas, dibujos y dos series de estampas, La Tauromaquia y Los Toros de Burdeos.
